Aprovechando el buen tiempo de principios de noviembre y teniendo en cuenta los negocios de hostelería están cerrados debido al maldito virus, parece que todo el mundo decidió salir al campo a disfrutar del otoño. Nosotros también. Agarramos el bocadillo y nos fuimos a Linares a ver los castaños y dar un paseíto. Ahí os dejo unas fotos.
domingo, 15 de noviembre de 2020
sábado, 9 de mayo de 2020
La “solidaridad” de los funcionarios.
Quizás sea
así. Quizás a enfermeras, médicos, policías, guardias civiles, profesores, maestros,
miembros del ejército, funcionarios de prisiones, personal de limpieza, auxiliares,
jardineros, barrenderos, recogedores de basuras, trabajadores de la Administración en general,
haya que bajarles el sueldo. Es lo que se merecen. Recortes. Los funcionarios
están cobrando por la cara.
Muchos de ellos
no han dejado de trabajar. Bastantes han tenido que trabajar mucho más en estos
días que meses atrás. Pero tienen que ser solidarios y hay que recortarles sus
beneficios.
Hay otros
profesionales; los vendedores de tiendas de alimentación, trabajadores de
supermercados, transportistas, agricultores … Esos se merecen alguna paga extra
y más.
Quizás sería
es el momento de distinguir entre funcionarios y enchufados. Pero eso es otra
historia. De los funcionarios citados anteriormente, la mayoría se salvarían por aclamación
popular, pero …
Soy
profesor, uno de los gremios más vilipendiados dentro de la familia de los
funcionarios. Los vagos que no querían trabajar cuando se anunció la suspensión
de las clases.
Desde que se
terminaron las clases presenciales, en dos semanas apenas, una gran parte de
los profesores hemos logrado mucho. Con poca ayuda por parte de la
administración. Trabajábamos tan poco que durante las dos primeras semanas se
bloquearon todos los servidores de la Junta de Educación porque no daban a basto
para tanto tráfico de alumnos y profesores.
Tuvimos que
aprender a manejar, no sólo “simples” programas de videoconferencias, sino que
también plataformas educativas en las que colgar materiales educativos de nueva
elaboración o adaptar los materiales que usábamos en las clases presenciales. Ponernos
en contacto con una media de 100-150 alumnos por profesor. Cambiar
programaciones y contenidos. Y todo en un tiempo récord. Con la ayuda, no de
especialistas, si no de otros compañeros y de los propios alumnos.
En cualquier
empresa, los nuevos trabajadores suelen tener para ello un tiempo mínimo para
aprender, siempre guiados por alguien y se proporciona a los trabajadores, como
mínimo, los medios materiales para realizar el trabajo: ordenador, altavoces,
video cámaras, impresoras, conexión a internet, software, formación sobre dicho
software …
Hemos dedicado
muchas horas diarias a todo ello. Muchas: ocho, nueve, diez horas diarias
incluidos sábados y domingos. Mis alumnos pueden dar fe de las clases on
line que hemos tenido en Semana Santa o aún tenemos algún fin de semana. Estoy
a su disposición, por diferentes vías, desde las 9 de la mañana hasta las 9 de
la noche. Sin contar las reuniones de profesores y directivos. Todo ellos con
medios bastante escasos.
Y sin el
agradecimiento de gran parte de la sociedad. Llega un momento en que ya no sólo
vale con el de los alumnos y algunos de sus padres.
Por lo menos
pedimos respeto. Sobre todo, de la propia Administración, que nos ningunea y se
permite exigir que justifiquemos cada suspenso que se pueda dar este año. Como
si otros años suspendiésemos cuando nos daba la gana y sin justificar nada. A
veces dan ganar de llorar.
Y ahora la
vuelta a las clases.
En este país,
no es seguro que 25 futbolistas jóvenes entrenen juntos un par de horas en un campo de
fútbol de unos 7.000 m2. Dividan a ver a cuántos m2 tocan
por futbolista. Pero se pide, con urgencia en algunos casos, que se encierren
15 alumnos con un profesor en un aula que no suele pasar de los 50 m2.
Durante un horario de, mínimo, tres horas. O siete si volvemos al horario
normal. Para andar por la calle se piden dos metros de distancia cuando te
cruces con alguien durante unos segundos, eso supone que en el aula tendría que
haber 4 m2 por niño. Con 15 alumnos eso no se cumple en la mayoría
de los institutos. Si es peligroso unos segundos, imagínense horas. Y si es
peligroso para un futbolista con más de 200 m2 a su disposición sólo
para él, que piensen los padres y las autoridades sanitarias, dónde quieren
meter a los chicos.
También hay
funcionarios que llevan sin ir al trabajo desde que esto comenzó y siguen
cobrando. Es cierto. Pero de la misma forma que hay muchos trabajadores y autónomos
del ámbito privado que, como no pueden ir a trabajar, están recibiendo ayudas
por parte del Estado. Como debe de ser mientras se pueda. Y si al final no
queda más remedio, pues habrá que recortar. Pero que no sea por ser
funcionario.
En fin, más
solidaridad y empatía por parte de todos. Y más unión y arrimar el hombro para
tratar de salir de esta situación.
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