domingo, 26 de octubre de 2014

Vacaciones en Roma 3

Empezamos el día con dos temores: el primero es el de no saber si llegará el autobús que nos tiene que llevar al Vaticano. Roma es así, lo mismo llegan tres autobuses de la misma linea de forma consecutiva a la parada, como estamos 40 minutos esperando y nos tenemos que marchar desesperados por que no aparece ninguno de la linea que esperas.

Los romanos son más prácticos, se montan en el primero que llega, parece que todos les vienen bien.

Tenemos suerte, en 7 minutos llega nuestro autobús, el 62. Estamos a puntos de llegar al Vaticano. ¿Suerte? ¿Pero no decían que no se pagan los autobuses en Roma? Suben tres super-polis al bus y piden los billetes a un grupo de turistas que parecen griegos. Les cascan 50 euros de multa a cada uno por no llevar billete. Durante el revuelo que se monta nosotros picamos a escondidas el billete que afortunadamente llevábamos. Nos libramos por los pelos.

El autobús nos deja dos paradas antes del final, nos sabemos por qué. Parece como si el conductor se negara a seguir conduciendo. En fin ... esto es Roma.


Segundo temor: arriba tenéis la foto. ¡Nueve menos diez de la mañana y casi dos km. de cola! Tras dos horas y 15 minutos entramos en los museos del Vaticano. Si no es por Silvia y Héctor (una pareja de Caspe, Zaragoza, que estaban delante de nosotros) hubiese sido insufrible. Gracias a su conversación no se nos hizo demasiado largo.

Cuando logramos pasar te entra la obsesión por llegar a la capilla Sixtina. Todos los carteles te indican el camino hacia ella.


Es una trampa; vas pasando salas y salas casi sin mirar con el objetivo puesto en llegar hasta dicha capilla. Cuando te das cuentas te has pasado medio museo. Así consiguen que pueda entrar tanta gente.

No calmamos un poco y empezamos a mirar todo más despacio. Ahí van unas fotos de las salas decoradas por Rafael:







Esta de debajo es para que os fijéis que algunas de las estatuas que aparecen en las paredes no son tales, que son pinturas. Pero hasta que no estás cerca de ellas, te hacen dudar. Parecen tener volumen.


Algunos de los adornos que usan por aquí;


Las herramientas también son especiales: Piqueta y paleta de oro y marfil y ladrillo ... no sé de qué.


Jarrones como los de nuestras casas:


Mercedes, asombrada mirando techos:


Al llegar por fin a la capilla Sixtina, una pequeña decepción: muy alta, mucha gente y mucho dolor de cuello para mirar hacia arriba. Bonita.

De ahí nos llevaron a una especie de sumidero que nos echó directamente a la calle. Adjunto prueba:


Y fin de los museos Vaticanos.

Despues de comer intentamos visitar la Basílica de San Pedro, pero la perspectiva de una nueva cola nos desanimó. ¿Lo intentaremos otro día?

Vez el ambiente y la mitad de la cola, que toda no me entra en la foto.


Aunque al paso de Mer parece que se van abriendo los mares de gente: ahí va ¡sola entre tanta multitud!


Nos tomarnos un café y un helado por los que nos "clavaron". Creo que en algunos sitios, cuando te ven que eres turista, cobran lo que les da la gana. (4 euros cada café y 7 euros una copa de helado)

Luego visitamos algunas de las que por aquí llaman iglesias, pero en su interior cabría la catedral de Salamanca. Ved si no:




Y para terminar el día un agradable paseo al atardecer y a cenar.

A pesar de las aventuras y desventuras, todo muy bonito.


Chao bambinos.

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