martes, 27 de marzo de 2012

La Iglesia en su tiempo. Por Cocolis.

Estos días atrás ha salido la noticia de la renuncia a su cargo del Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, Primado de la Iglesia de Inglaterra. Se va dejando una enorme polémica en su Iglesia por su decisión de ordenar Obispas y permitir a homosexuales ejercer el ministerio. Lo cual ha producido un trasvase de fieles a la Iglesia Católica y cierta división entre sus feligreses, tanto que parece pueda haber una involución con la posible elección de un prelado más conservador.

Tradicionalmente, las iglesias y más que ninguna la Iglesia Católica, han tardado demasiado en enmendar sus errores, no son instituciones de su tiempo. Tardaron demasiado en aceptar qué astro daba vueltas alrededor de qué otro astro, de si la tierra era plana o como una naranja, de que tales o cuales actitudes son pecaminosas o no, cuando nadie ya hacía caso de tales "aberraciones".

Actualmente, la Iglesia Católica sigue fuera de juego, ha tardado mucho en pedir perdón por diferentes causas, pero no ha cambiado de opinión, no ha dado los pasos necesarios para modernizarse, para estar a la par con los tiempos. ¿Para qué retrasar innecesariamente lo inevitable?, y ¡qué manía con la sexualidad!

La sexualidad no es algo que presida la vida de las personas, no es una característica principal en las personalidades humanas, es algo íntimo y supone un porcentaje mínimo en nuestras vidas, por no decir que supone un tiempo minúsculo de nuestro día a día. Dormimos ocho horas, trabajamos ocho horas, tenemos ocio, necesidades fisiológicas, nos avituallamos para esas necesidades, etc, etc y algún día de la semana o de la quincena o vete a saber cuándo, pues...

Tampoco es una opción la sexualidad, no es una elección ni una decisión que toma una persona. Brutos ha habido que han pretendido curar la homosexualidad. Es algo intrínseco en el genoma humano. En definitiva, la inclinación sexual es algo impuesto por la naturaleza, que no es otra cosa, para los creyentes, que un don de Dios. ¿O es que es un error de Él?

El celibato es una rémora para la Iglesia. Otras Iglesias y religiones han demostrado que no es un inconveniente que impida el desarrollo de su apostolado, que el sacerdote puede ejercer su ministerio casado o soltero y aún mejor casado que soltero. Está archidemostrado, que el desarrollo de la sexualidad es vehículo de bienestar y de equilibrio personal y aunque el pederasta puede ser lo mismo casado que soltero, es bien cierto que esa válvula de escape no va a poner facilidades a las desviaciones sexuales, y quizá sí lo desconecte. ¿Quien dijo que un sacerdote debe ser célibe?

La Iglesia está íntimamente ligada al Estado, pues buenos cuartos se lleva de éste y además es una institución que tiene estrechas relaciones con el mismo. ¿No se han enterado todavía que una mujer puede y debe ejercer las mismas tareas que un hombre?, y no digamos los mismos derechos. ¿Cómo puede el Estado facilitar a una institución sexista el desarrollo de esta marginación? La mujer debe poder ser sacerdote, y acceder a cualquier dignidad de la Iglesia.

En fin, modernícesa la Iglesia, no mañana, ¡ya!, admita a las mujeres a todos sus puestos; no admita el celibato, porque eso significa tomar hoy una decisión para mañana, cásense l@s religios@s o quédense solteros, ; ordénense lo mismo casad@s que solter@s; no tenga en cuenta la orientación sexual, olvídense del sexo, ¿es que alguien se cree que los matrimonios cristianos sólo van a tener relaciones sexuales para procrear?; Y termine de una vez con la hipocresía de que si algo no se conoce, no existe, como curas casados que si no dan escándalo se les tolera o si alguien de la Iglesia comete un delito, se niega y éste no ha existido nunca. Es tarde ya. Hágase hoy y no se involucione.

1 comentario:

  1. Bastante de acuerdo, excepto en lo de que la sexualidad supone un porcentaje mínimo en nuestras vidas: dormimos ocho horas (pero soñamos con sexo), trabajamos ocho horas (pero a veces en el trabajo pensamos en sexo) y ya no digamos durante el tiempo de ocio ... je, je. Además de ese día a la semana o la quincena que dices.

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