Primero unas fotos de la Petite France, antiguo barrio de pescadores y curtidores y hoy lleno de restaurantes y turistas.
Éste era el aspecto del barrio a las 10 de la mañana. Hora y media después, ya no se cabía y, aunque no lo creáis, en esta terraza era imposible tomar nada. Abarrotada.
Aquí dos turistas despistaos haciéndose un selfie.
La zona centro entorno a la catedral tenía este aspecto. Se puede ver que con el paso de las horas se llenaban las calles.
Y por último, como contraste, la zona de las instituciones europeas. Cómo se cuidan los diputados, vaya casas y vaya instalaciones.
Aquí, intentando posar siguiendo las instrucciones del maestro Helio. Muertos de risa y dando el cante.
Estos franceses son muy espabilados: trabajan los justo. El horario comercial de nueve a doce y de dos a seis. A partir de ahí, a cenar, restaurantes llenos hasta las nueve o diez de la noche y a las diez y media la ciudad ya casi desierta. Los precios de casi todo, desorbitados. Tendrá que ser así para poder vivir sin trabajar muchas horas.
¡Ay las boulangeries! ¡Qué aromas! Y qué bien presentadito todo. Y las flores en las calles. Hasta hay concursos entre los pueblos a ver cual es el más florido.
Seguiremos informando ...
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Fantástico viaje!. Mas fotos, por favor. Ya estoy esperando la próxima entrada. Besos para todos.
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